lunes, 5 de marzo de 2012



Le das al play, escuchas y cierras los ojos. En ese momento tu imaginación se dispara, piensas, abres la boca y de repente sale, la primera nota y la primera lágrima. Continúas cantando, siendo esto aliviante y cuando más alta sea la nota, cuando más difícil es cantarla y cuando más te duele al hacerlo, más te alivia…
Sigues cantando, la canción continua, y tu con ella como si todo a tu alrededor se parase y solo existiera la música.
Última nota… abres los ojos, vuelves a la realidad, te tranquilizas unos segundos mientras le das a repetir y después lloras desconsoladamente hasta que la música deja de ocultar tus llantos...



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